Contexto histórico de la cultura alemana
Desde sus comienzos tribales hasta el moderno país democrático que es hoy en día, Alemania experimentó transformaciones políticas, sociales y económicas significativas.
Su historia comienza con las tribus germánicas, que tuvieron varias interacciones con el Imperio Romano, culminando en la famosa Batalla del Bosque de Teutoburgo en el año 9 d.C., donde derrotaron decisivamente a los romanos. Esta victoria aseguró que las tribus germánicas permanecieran sin ser conquistadas por Roma y mantuvieran su independencia.
Posteriormente, estas tribus se convirtieron en un mosaico de reinos y principados, eventualmente unificados en un solo estado-nación bajo el liderazgo prusiano en 1871, cuando nació el Imperio Alemán. Los tiempos que siguieron se caracterizaron por una rápida industrialización, avances tecnológicos y un fuerte poder militar, convirtiendo a Alemania en una potencia europea importante que desempeñó un papel crucial en la Primera Guerra Mundial.
Tras perder esa guerra y enfrentar duras sanciones impuestas por el Tratado de Versalles, Alemania sufrió dificultades económicas, agitación social y un sentimiento de humillación nacional. Lamentablemente, estas condiciones fueron terreno fértil para el extremismo político y marcaron el capítulo más oscuro de la historia alemana y posiblemente de toda la historia.
El año de 1933 marcó el inicio del régimen Nacional Socialista, que condujo a la Segunda Guerra Mundial y al Holocausto, y solo terminó en 1945 con la caída del Reich Alemán. Alemania quedó dividida entre las potencias victoriosas de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Rusia, pero cuando surgieron tensiones entre los tres países occidentales y Rusia, Alemania pronto se dividió en dos partes.
El Este, bajo el dominio de la Rusia comunista, se convirtió en la DDR (República Democrática Alemana), separada por un muro en Berlín y una frontera en el resto del país. La reunificación ocurrió el 3 de octubre de 1990, marcando el comienzo de la Alemania actual.